Conocer el vehículo, sus reacciones, saber evitar un obstáculo en la calzada puede reducir hasta un 20% las posibilidades de sufrir un accidente de tráfico. Al volante es muy importante en poco tiempo saber tomar una decisión que pueden o no salvar vidas.
La conducción preventiva es la respuesta a estas situaciones. Se puede llegara a practicarla de manera efectiva con la experiencia de años o kilómetros al volante o acudiendo a una de las numerosa escuelas de perfeccionamiento de la conducción que existen en el país. Una experiencia muy recomendable, no solo por la seguridad que aporta, sino por la diversión de pasar un rato conduciendo al límite y aprendiendo como evitar un siniestro. Y son relativamente baratos.
En todo caso, lo primero es saber cómo se comporta nuestro vehículo ante una frenada de emergencia, en seco, mojado, hielo o nieve.
Cómo reacciona ante una pérdida de tracción o de agarre o simplemente ante un fuerte volantazo.
Conocidos estos extremos –que deben probarse solo en un lugar sin tráfico o cerrado a la circulación, algo muy difícil de encontrar-, lo expertos aconsejan practicar la conducción defensiva o preventiva. Esta no es nada más y menos que anticiparse para evitar los riesgos. Por ejemplo, pelota que cruza en el camino, puerta que se abre o coche que invado nuestro carril.
Para ello siempre es necesario respetar la distancia de seguridad con el vehículo que circula delante y adaptar la velocidad a las condiciones de la carretera y la climatología, muchos accidentes tienen lugar por ir a una velocidad inadecuada, que la mayoría de las veces es inferior a la máxima permitida. Esto se debe a que no es lo mismo circular por un tramo seco que por el mismo bajo un fuerte aguacero o con viento cruzado.
Algunos trucos
– El manejo del volante y la correcta posición de las manos –a las diez menos diez- evitará muchos sustos. Al dar volantazos continuos se desequilibra la inercia en la zaga del vehículo, con lo que aumenta el riesgo de trompo o salida de la vía con vuelco. Solución: para equilibrar esa inercia, al hacer un zig-zag hay que enderezar durante unos segundos la dirección, de manera que se anulen los pesos que arrastran la parte trasera del vehículo hacia el exterior.
– Cuando el coche inicia un trompo en una curva. Solución: levantar el pie del acelerador, nunca pisar el freno y girar las ruedas en el sentido hacia donde se desliza el vehículo. Todo ello sin quitar la vista hacia donde lo queremos dirigir el coche, no hacia la dirección en la que se desliza.
– Obstáculo por sorpresa en la trayectoria. Solución: Frenada de emergencia y esquiva. Al encontrar un obstáculo parado en la calzada se debe pisar enérgicamente el freno y llevar el volante cogido con decisión. A la vez hay que buscar una trayectoria que evite el impacto. Para ello hay que tener en cuenta el volantazo y las posibilidades de que el coche tienda a culear.
Pero esta conducción preventiva no solo habla del comportamiento y de los conocimiento del conductor. También es necesario que el vehículo esté preparado para esa contingencia. Aquí entran en juego desde unos neumáticos en buen estado, a un sistema de frenos y de alumbrado en perfecto funcionamiento a la limpieza de los cristales.
Artículo fuente: https://www.abc.es/motor/consejos/abci-conduccion-preventiva-o-como-saber-reaccionar-tiempo-volante-202007040140_noticia.html