Si el calendario político de los Estados Unidos tiene una fecha marcada en rojo en su primera hoja del año esta es la del 20 de enero. Hoy es el día en el que Joe Biden se convertirá oficialmente en el 46º presidente del país norteamericano. La ceremonia de investidura se llevará a cabo en el Capitolio de Washington bajo unas estrictas medidas de seguridad. Miles de agentes de los diferentes cuerpos policiales velarán para que el acto transcurra sin sobresaltos y se oficialice el relevo presidencial con toda normalidad.
Las labores de protección del presidente de los Estados Unidos van a cargo del Servicio Secreto. Su misión se remonta a 1901, después que el presidente William McKinley fuera asesinado. Cinco años más tarde, en 1906, el Congreso aprobó la ley que facultaba al Servicio Secreto a prestar sus funciones como protector presidencial. El cuerpo realiza funciones de escolta tanto para los líderes políticos del país como para los dirigentes de otros países durante sus visitas oficiales a Estados Unidos.
Desde que fue proclamado ganador de las elecciones, Biden dispone de protección las 24 horas del día. Se desplaza con escolta y tiene prohibido conducir por su condición de alto cargo. Mientras esté al frente de la Casa Blanca no podrá ponerse al volante de su viejo Chevrolet Corvette, el coche al que más apego le tiene, por razones de seguridad.
Blindado
El coche está recubierto por una estructura acorazada de 20 cm de grosor y pesa entre 6,8 y 9 toneladas
En los desplazamientos oficiales por carretera, Biden va a utilizar el coche presidencial. Se trata de una limusina de la marca Cadillac fabricada por General Motors y que fue estrenada en 2018 por su predecesor, Donald Trump. El coche es conocido popularmente como ‘La Bestia’. El espectacular aspecto exterior de la limusina y sus prestaciones mecánicas y de seguridad le hacen merecedor de este sobrenombre.
Si bien existe la costumbre de renovar el coche oficial al comienzo de cada legislatura, en esta ocasión se ha optado por mantener el mismo vehículo que utilizó Trump durante la última parte de su mandato debido a su corta antigüedad. Biden se sumará así a la lista de presidentes de los Estados Unidos que desde 1993, bajo el primer mandato de Bill Clinton, han utilizado un Cadillac como coche oficial. Entre 1960 y 1990 los coches que utilizaron los presidentes como vehículo oficial fueron de la marca Lincoln.
La limusina que transportará a Biden en sus desplazamientos oficiales por carretera mide 5,5 metros de largo y tiene un peso estimado de entre 6.800 y 9.000 kilos. Su estructura acorazada de 20 centímetros de grosor, a prueba de ataques exteriores, está formada a base de una aleación de aluminio, acero, titanio y cerámica. Cada una de las puertas tiene un peso similar a las de un Boing 757. Las ventanas están confeccionadas con cinco capas de vidrio y policarbonato y solo se puede bajar el cristal del lado del conductor un máximo de 7,5 centímetros
El responsable de mover ‘La Bestia’ es un motor Duramax turbodiésel de 8 cilindros y 6.6 litros que desarrolla una potencia de entre 300 y 330 CV. Los bajos del vehículo están recubiertos por una gruesa plancha de acero para protegerlo de posibles explosiones y el depósito de combustible está recubierto de una espuma especial.
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